El santo detrás de los santos: Juan de Ávila es la influencia poco conocida detrás de los místicos españoles como Teresa de Ávila, Juan de Dios e Ignacio de Loyola. También es Doctor de la Iglesia.

Juan nació en España, de padres adinerados que se habían convertido del judaísmo al catolicismo. Lo enviaron a estudiar derecho a los 14 años, pero en 1517 se fue sin terminar para seguir la formación sacerdotal. Ambos padres murieron cuando aún era un estudiante, y celebró su primera Misa después de la ordenación en la iglesia donde fueron enterrados. Donó su fortuna a la caridad.

La profunda pasión de Juan por el ministerio lo llevó a buscar oportunidades para la obra misional. Mientras esperaba la salida de Sevilla hacia México, llamó la atención del arzobispo, quien lo convenció de abandonar su viaje para quedarse en España. No mucho después, pronunció su primer sermón, que consolidó su reputación y llenó las iglesias.

Las horas que pasó en profunda oración y cultivando una vida mística cercana al Señor se reflejaron en su vida externa: escribió múltiples volúmenes de escritos espirituales y cartas a otros místicos españoles que los animaron y guiaron en sus propias vidas de oración.

Llegó a ser conocido como el Apóstol de Andalucía por el extenso ministerio que desempeñó en esa región de España.

Juan trabajó incansablemente para reformar el clero y catequizar a los laicos, estableciendo escuelas y universidades en toda España. Fue rector de una universidad que se convirtió en modelo para los colegios y seminarios jesuitas.

Finalmente, Juan murió de una enfermedad en 1569 y fue canonizado por el Papa San Pablo VI en 1970. En 2012, fue declarado Doctor de la Iglesia por el Papa Benedicto XVI.