
Celebrando la generosidad del Señor
Junto con las papas, el pavo y otros alimentos del Día de Acción de Gracias, las calabazas son originarias del Nuevo Mundo. Pero me sorprendió saber que la calabaza butternut llegó en la década de 1940, cuando Charles Leggett, de Stow, Massachusetts, experimentó con cruces de calabaza pumpkin y calabaza cuello de cisne. La calabaza butternut recibió su nombre por su sabor a nuez y su textura tanto suave como mantecosa y, hasta el día de hoy, se ha prestado a innumerables recetas, así como a muchas cenas del Día de Acción de Gracias.
Junto con las papas, el pavo y otros alimentos del Día de Acción de Gracias, las calabazas son originarias del Nuevo Mundo. Pero me sorprendió saber que la calabaza butternut llegó en la década de 1940, cuando Charles Leggett, de Stow, Massachusetts, experimentó con cruces de calabaza pumpkin y calabaza cuello de cisne. La calabaza butternut recibió su nombre por su sabor a nuez y su textura tanto suave como mantecosa y, hasta el día de hoy, se ha prestado a innumerables recetas, así como a muchas cenas del Día de Acción de Gracias.
Es casi simbólico cómo los diversos elementos del banquete de Acción de Gracias declaran la naturaleza inesperada de la generosidad de Dios. Sus dones suelen llegar cuando menos los esperamos y en formas tanto nuevas como desconocidas. Cuando los primeros peregrinos llegaron al nuevo mundo en busca de libertad religiosa y una mejor vida, la llegada del invierno los amenazaba. Su situación era desesperada. Pero su salvación llegó gracias a la generosidad de personas que no conocían, que hablaban una lengua que no dominaban y que llegaron con alimentos que nunca habían visto. Así ocurre a menudo con Dios. Esperamos que nuestras oraciones sean respondidas de la manera que queremos o deseamos. Esperamos soluciones conocidas. Pero las gracias de Dios nos llegan de maneras inesperadas, y nos encontramos dándole gracias por bendiciones que no podríamos prever.
En los momentos de nuestras vidas en que las cosas pueden parecer oscuras o desesperadas y nos preguntamos cómo saldremos adelante, el Día de Acción de Gracias puede ser un recordatorio de la infinita generosidad y bondad de Dios. No podemos predecir lo que el Señor nos tiene reservado. Pero sabemos que nos proveerá, y su generosidad merece ser celebrada.
Michelle Sessions DiFranco es diseñadora y madre ocupada de tres hijos.