
Sede vacante: Un tiempo para orar por nuestro próximo obispo
Editora: Padre Misko, la Diócesis de Austin se encuentra sin obispo por primera vez en 15 años. ¿Qué sigue para nuestra diócesis?
Padre Misko: Con la instalación del Arzobispo Joe Vásquez en Galveston-Houston a finales de marzo, la Diócesis de Austin entró en un periodo de sede vacante, que literalmente significa asiento vacante, un periodo entre obispos durante el cual el Santo Padre discierne quién será el siguiente obispo de la Diócesis de Austin.
El nuevo Papa ciertamente consultará con el Nuncio Papal (el embajador del Papa en Estados Unidos), así como con el Arzobispo Metropolitano de Galveston-Houston, ya que la diócesis de Austin es una diócesis sufragánea de Galveston-Houston. El Santo Padre también consultará con obispos y clero en el área. El Papa confía en el Espíritu Santo y en la experiencia vivida por el pueblo de Dios para tomar esta importante decisión.
Editora: ¿Cuánto espera que dure este tiempo de sede vacante?
Padre Misko: El tiempo depende del Espíritu Santo y el Santo Padre. A veces puede ser muy rápido –tal vez uno o dos meses—o puede consistir en seis a nueve meses o más. Sin importar qué tan largo sea, este periodo de espera puede ser un tiempo muy fructífero. Con frecuencia pensamos que la espera es una dificultad, pero esperar puede ser una de las maneras más profundas de orar. De hecho, a veces esperar es una manera de adorar a Dios, quien espera para contestar nuestras oraciones como una manera de purificar nuestra perspectiva. Creo que la sede vacante es un tiempo maravilloso para reflexionar sobre el valor de tener un obispo mientras no tenemos uno, y después de este periodo de espera, nos regocijaremos cuando nuestro nuevo pastor sea nombrado.
Editora: Usted ha sido elegido para guiarnos durante este tiempo. Díganos qué significa ser el administrador diocesano.
Padre Misko: El administrador diocesano tiene todos los poderes y responsabilidades de un obispo, excepto aquellos reservados solo para los obispos en la ley universal de la iglesia. Así que, básicamente, mi trabajo es continuar el trabajo estable y fiel del Obispo Vásquez hasta que un nuevo obispo sea ordenado o instalado. Este no es un tiempo de innovación o creación de nuevos ministerios, sino un tiempo para mantener y administrar los buenos ministerios que están dando ya muchos frutos.
Cuando tome decisiones como el administrador diocesano, lo haré pensando, “¿Qué haría el Obispo Vásquez?” Este es un tiempo de continuidad y un tiempo para enfocarnos en nuestro ministerio más importante: la celebración de los sacramentos, la proclamación de la Palabra de Dios y vivir esos momentos de gracia en el mundo.
Editora: Díganos más sobre usted.
Padre Misko: Fui ordenado en 2007 y serví como vicario parroquial en St. Elizabeth Parish en Pflugerville. Serví entonces como pastor de Christ the King Parish en Belton. Durante esas dos primeras asignaciones crecí significativamente en mi sacerdocio. Con frecuencia digo que un hombre va al seminario por siete, ocho o nueve años para aprender cómo ser sacerdote, y luego va a la parroquia y la gente le enseña cómo vivir su sacerdocio. Del 2014 al 2019, tuve el privilegio de servir como pastor de mi parroquia original de St. Louis en Austin.
Entonces, en 2019, el Obispo Vásquez me pidió que fuera el vicario general de la diócesis. Durante los últimos seis años, aprendí mucho del Obispo Vásquez el cual lideró a esta diócesis con el corazón de un pastor. Durante este tiempo de sede vacante mi esperanza es continuar este liderazgo estable y considerado, que sirvió a esta iglesia local tan bien por 15 años.
Editora: ¿Cuál es su oración por la Diócesis de Austin?
Padre Misko: Damos gracias a Dios por el Arzobispo Vásquez y todo lo que logró en esta diócesis, cooperando con la gracia de Dios. El Centro de Texas está creciendo rápidamente, y ¡nuestras parroquias permanecen vibrantes y vivas con la alegría de Cristo! Oro por que continuemos encontrando a Dios en los sacramentos y en la proclamación de la Palabra para que respondamos al llamado de salir al mundo llevando a Cristo a todos a quienes encontremos. También oro por el hombre que será nuestro próximo obispo. Que Dios le dé el valor para decir que “si” con generosidad y alegría.
El Padre Misko es el administrador diocesano de la Diócesis de Austin. Fue elegido para liderar la diócesis hasta que el próximo obispo sea ordenado/instalado.