| Por Darci Swisher | Corresponsal

El Padre Jim Olnhausen reflexiona sobre su viaje como sacerdote por 52 años

Aunque el Padre Jim Olnhausen está retirado, su dedicación y generosidad hacia la iglesia no muestra signos de disminuir su velocidad.

“Renuncié a la oficina de pastor,” dijo. “No resigné al sacerdocio”. 

Desde que se retiró oficialmente en julio de 2016 cuando era pastor de St. Margaret Parish en Giddings y su misión, St. Maray en Pin Oak, el Padre Olnhausen ha continuado ayudando a las parroquias. En Ascension Parish en Bastrop, donde ahora reside, celebra la Misa dos fines de semana al mes, así como la Misa diaria cada mañana.

“Realmente disfruto predicando a las 40 o 50 personas que vienen a la Misa diaria,” dijo. “Hemos crecido mucho juntos en los últimos seis años”.

La parroquia está agradecida de que se haya mantenido activo en ministerio. El Padre Ramiro Tarazona, pastor de Ascension Parish, dijo que el Padre Olnhausen es muy querido.

“Sus homilías son con frecuencia lecciones de historia sobre nuestra iglesia, nuestros santos, nuestros rituales, y por qué hacemos lo que hacemos cuando celebramos Misa,” dijo.

El ministerio del Padre Olnhausen casi tomó un rumbo distinto hace más de 50 años.

Originalmente de Pensacola, Florida, el Padre Olnhausen se sintió llamado primero a la vida monástica cuando era estudiante interno de una preparatoria en St. Bernard Preparatory High School, la cual fue establecida por Monjes Benedictinos el mismo año que su abadía en Cullman, Alabama.

“Mi primer deseo fue ser un sacerdote monástico y entonces Dios cambió las cosas y me movió hacia el sacerdocio diocesano,” dijo el Padre Olnhausen. “Me sentí atraído a ellos por su vida de oración, su espiritualidad y su misión de enseñanza. En ese momento, no me di cuenta que eso se cumpliría en las parroquias”.

Él entró a la Conception Abbey en el norte de Missouri como un “seminarista independiente,” lo que significaba que él se estaba patrocinando a si mismo en lugar de que una diócesis lo estuviera patrocinando. Pero esta situación inusual para un seminarista en Estados Unidos terminó el verano posterior a su segundo año, cuando viajó a la Diócesis de Austin para trabajar para Catholic Charities. Él conoció a tres sacerdotes –Monseñores Victor Goertz, Edward Jordan y Donald Chatman—quienes lo animaron e inspiraron a que se convirtiera en un seminarista para la diócesis.

“Y lo hice,” dijo.

Después de dos años más de estudios de teología en Conception Abbey, el Obispo Louis Reicher lo transfirió a Notre Dame Seminary en Nueva Orleans. El Padre Olnhausen fue ordenado sacerdote para la Diócesis de Austin el 24 de enero de 1970.

Su primer asignación fue en St. Mary Parish y Our Lady of Guadalupe Parish en Taylor. El Padre Olnhausen tiene “muchos recuerdos felices” de servir bajo –y de aprender de—el pastor, Padre Desmond Murphy.

“Fueron seis años maravillosos en ambas parroquias,” dijo. “Fue importante ver cómo otro hombre con mucha sabiduría tomaba decisiones, desarrolló un liderazgo y me involucró en ayudarlo a hacer esas cosas durante esos seis años. Hablábamos de todo juntos. Él tomaba las decisiones pero yo tenía mucha influencia. Nunca sentí como que  mi opinión no contaba”.

No sólo aprendió los pormenores de ser un pastor durante ese tiempo, sino que el Padre Murphy también le enseñó la importancia de recoger el diezmo. El Padre Olnhausen ha llevado esas lecciones consigo desde entonces.

“Una de las razones principales por las que he sido generoso es por que ese primer pastor realmente me retó a dar el diezmo,” dijo. “Hizo las cuentas por mí y me dijo exactamente lo que debería de dar. Y estaba basado en el 10 por ciento –5 por ciento para la parroquia y 5 por ciento para las caridades de mi elección”. 

El Padre Murphyb también enfatizó para su entonces, pastor asociado que mientras su salario aumentara, su donación también debería de aumentar, y que los donativos monetarios no estaban excluidos del diezmo.

Al pasar de los años, el Padre Olnhausen ha escogido dividir ese 5 por ciento entre organizaciones caritativas, campañas capitales diocesanas y el Llamado Para Los Servicios Católicos (CSA por sus siglas en inglés). El CSA ha sido un beneficiario constante de su generosidad durante sus muchos años como un sacerdote activo de la diócesis, él sintió una responsabilidad hacia el esfuerzo anual de la misión y los ministerios de la iglesia –la Diócesis de Austin.

El CSA apoya a hombres discerniendo vocaciones al sacerdocio y al diaconado permanente, así como a sacerdotes sirviendo actualmente y a sacerdotes retirados. Los donativos también sostienen a las escuelas Católicas, la educación religiosa, la formación ministerial y las iniciativas por la vida, la paz y la justicia.

En el video del CSA de este año, el Padre Olnhausen habla sobre cómo la Eucaristía ha mejorado su vida a lo largo de su 52 años de sacerdocio, y cómo el CSA lo ha apoyado a través de esos años también.

La Diócesis está agradecida por los sacerdotes retirados como el Padre Olnhausen por la generosidad que muestran a las comunidades durante sus años mayores.

“El Padre Jim siempre es amable y generoso con su tiempo,” dijo Scott Whitaker, director de corresponsabilidad y desarrollo de la diócesis. “Cuando era pastor, siempre hacía tiempo para los demás y les daba la bienvenida y era muy hospitalario. Aún en el retiro, él continúa siéndolo”.

Aunque él anticipa que algún día se mudará a St. John Paul II Residence for Priests en Georgetown y se unirá a la comunidad de sacerdotes retirados que viven ahí, el tiempo aún no llega. 

“Justo ahora, estoy en muy buena condición, en muy buena salud,” dijo. 

Mientras que pueda, el Padre Olnhausen planea continuar ayudando en parroquias con Misas y confesiones de manera que los sacerdotes puedan tomar vacaciones o el tiempo que necesiten lejos de sus parroquias. Aún se involucrará en misiones, dará pláticas y retiros, y acepta citas en Ascension Parish.

Estas citas le permiten continuar interactuando con parroquianos, quienes buscan su consejo en un número de cosas.

“Es realmente una constante experiencia de vida, la cual disfruto,” dijo. “Los sacerdotes están rodeados de amor y de familias –eso es lo que ha sido mi experiencia. Ha sido un viaje maravilloso, maravilloso…”