| Por Norine Shaivitz | Corresponsal

Hermana del nuevo obispo espera con ansias tenerlo en casa

“Daniel me llamó un martes y dijo, ‘Tengo que volar a Austin mañana. ¿Me puedo quedar en tu casa?’”

Lydia Garcia, hermana del Obispo Daniel Garcia, vive en el Norte de Austin. Ella pensó que era extraño que su hermano en Monterey, California de repente necesitara venir a Texas.

“Le dije, ‘¿Por qué vienes a Austin?’ Y él solo repitió, “Tengo que volar a Austin mañana. ¿Me puedo quedar en tu casa?’”

“¡Y entonces lo supe!” dijo.

El 2 de julio se anunció que el Papa León XIV había nombrado al Obispo Daniel Garcia como el nuevo obispo de la Diócesis de Austin. Pero a nadie, ni siquiera a Lydia, se le podía comunicar hasta el momento apropiado.

Lydia no preguntó más, y ordenaron pizza en su casa esa noche, de manera que nadie en la diócesis lo viera.

Una vez que se hizo el anuncio, Lydia dijo que estaba muy emocionada. Ella y su sobrina de 11 años partieron con el obispo a buscar casa.

“Mi sobrina dijo, ‘Tío, ¡me gusta esta!’ Y mi hermano dijo, ‘¿Por qué, m’ija?’ Y ella dijo, ‘¡tiene cuatro superficies grandes para todo lo que horneo!’” dijo Lydia. “Está muy emocionada”.

Mientras que la diócesis gana un padre espiritual, la familia biológica del Obispo Garcia está recibiendo a su familiar de vuelta a casa también.

El Obispo Garcia creció en Waco y Cameron. Estuvo a punto de estudiar medicina en Texas A&M e incluso tuvo una novia, dijo Lydia, cuando abruptamente canceló esos planes. “Mis padres se sorprendieron mucho,” dijo. “¡Todos sabíamos que quería ser doctor!”

Sin embargo, la Iglesia había jugado un rol muy importante en sus vidas. “Lo hicimos todo en la iglesia”. Dijo Lydia, “Educación religiosa, grupo juvenil, los bailes culturales mexicanos…Siempre estábamos en la iglesia”.

Y sus abuelos, que vivían al lado, habían invitado a tantos sacerdotes a comer a su casa que tenían un muro de la fama.

“Enmarcaron fotografías 8 por 10 de todos los sacerdotes,” dijo Lydia. “Y pusieron una 8 por 10 de Daniel después de su ordenación. Usted sabe cómo los sacerdotes tienen muchas Misas en Navidad y Pascua, ¿verdad? Nadie podía comer hasta que Daniel llegara”.

Al ser 11 años más joven, Lydia se acercó a su hermano más tarde en la vida. El Obispo Daniel servía como sacerdote en Austin cuando Lydia decidió asistir a St. Edward’s University.

“Mi mama dijo que Daniel tenía que mantenerme a raya,” dijo. “¡Hice todas esas cosas que usted esperaría en la universidad! Y él me invitaba a comer con él, pero yo llevaba a cinco o seis amigos en caso de que él me fuera a gritar”.

Cuidar de la familia mientras cuida a una familia espiritual es algo que el Obispo Garcia ha hecho a lo largo de su vocación. “Después de que mi madre murió, mi padre tuvo Alzheimer,” dijo Lydia. “Daniel no estaba ya asignado a ninguna parroquia, así que hizo que mi padre se mudara con él, y yo también me mudé”.

“Como familia, podemos discutir,” dijo, “Pero si necesitas algo, ahí estamos. Tienes que amar”.

El Obispo Garcia fue nombrado obispo de Monterey, California en 2018, lo cual fue duro, dijo Lydia.

“No conocía a nadie ahí. ¡Pero entonces su personal se volvió una familia! Ahora es difícil para él irse, pero ahora hará una nueva familia aquí,” dijo.

Lydia y sus hermanas Sylvia en San Antonio y Rebecca (Becky) en Houston, están contentas de tener a su hermano cerca de nuevo. Lydia siendo la más cercana en proximidad, quiere pasar tanto tiempo con él como sea posible.

“Ser obispo te mantiene ocupado,” dijo. “Él tiene que ser como….” Lydia puso una cara seria y tensó los hombros. “Pero me gusta hacerlo reír. A él le gusta reírse. Voy a ayudarlo a relajarse”.

Ella espera con ansias comprar tacos para el desayuno de Amaya’s cuando él tenga tiempo libre, como en los viejos tiempos. Y conocer más personas en la diócesis de Austin con su hermano.

Por experiencia, Lydia sabe que tener un pariente en el clero es una bendición. “No pierdes un hermano,” dijo, “Ganas toda una familia”.


Norine Shaivitz es la esposa de Adam y madre de dos hijas, Abby y Hannah. Puede encontrársele orando en cualquiera de las capillas de adoración del Decanato del Norte de Austin, buscando cosas nuevas en supermercados, o cantando a todo pulmón música de culto en su minivan.

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