
Llamado por Dios
La belleza y la urgencia de las vocaciones
La belleza y la urgencia de las vocaciones
En todas las épocas, Dios llama a hombres y a mujeres a su servicio de maneras únicas y poderosas. Desde los profetas del Viejo Testamento hasta los apóstoles de la iglesia temprana, desde los grandes santos de la antigüedad hasta los sacerdotes, religiosos y laicos del día de hoy, el llamado de Dios resuena a lo largo de la historia. Cada uno de nosotros tiene una vocación –un llamado que está entretejido en la misma esencia de nuestro ser por aquel que nos creó: “Yo sé los planes que tengo para ti, dice el Señor”. (Jer 29:11) Es en el descubrimiento y la aceptación de este llamado que encontramos nuestro propósito, nuestro gozo más profundo sobre la Tierra, y nuestro camino más seguro al cielo.
En todas las épocas, Dios llama a hombres y a mujeres a su servicio de maneras únicas y poderosas. Desde los profetas del Viejo Testamento hasta los apóstoles de la iglesia temprana, desde los grandes santos de la antigüedad hasta los sacerdotes, religiosos y laicos del día de hoy, el llamado de Dios resuena a lo largo de la historia. Cada uno de nosotros tiene una vocación –un llamado que está entretejido en la misma esencia de nuestro ser por aquel que nos creó: “Yo sé los planes que tengo para ti, dice el Señor”. (Jer 29:11) Es en el descubrimiento y la aceptación de este llamado que encontramos nuestro propósito, nuestro gozo más profundo sobre la Tierra, y nuestro camino más seguro al cielo.
El reto y la esperanza
En nuestro tiempo, la iglesia se enfrenta a un reto urgente en el menguante número de vocaciones sacerdotales y religiosas. En los próximo 10 años, 50 sacerdotes alcanzarán la edad de retirarse en nuestra diócesis, lo cual es mucho más que el número de hombres que esperamos ordenar. Sin el sacerdote, no hay Eucaristía, el alma de la iglesia que nutre todos sus esfuerzos caritativos y misioneros.
Aun así, en nuestros tiempos también hay esperanza. En los últimos cinco años, ¡el número de seminaristas se ha duplicado! Tal regalo es evidencia de la fidelidad de Dios, testimonio del poder de la oración, y de la generosidad de estos hombres. Las semillas de las vocaciones, regadas por la oración, han caído en la tierra fértil de sus corazones, y estamos viendo a la cosecha crecer y de manera más abundante.
Perseverancia en la esperanza
Si bien los últimos años dan motivos de esperanza, no son motivo para relajar nuestros esfuerzos. El Centro de Texas continúa creciendo, y un pequeño número de sacerdotes servirá a un número mayor de parroquianos. Es tiempo de redoblar esfuerzos, de acuerdo a las palabras de San Pablo: “No nos cansemos, pues, de hacer el bien, porque a su tiempo segaremos, si no desmayamos”. (Gal 6:9). Sus palabras son una respuesta apropiada al encargo de Jesús de orar por las vocaciones: “La cosecha es mucha, pero los obreros pocos. Por tanto, pidan al Señor de la cosecha que envíe obreros a Su cosecha”. (Mt 9:37-38).
Por la mayor gloria de Dios
El actual contexto de vocaciones en nuestra diócesis es urgente, pero los frutos de promover las vocaciones son atemporales. Jesús nos dice, “En esto es glorificado Mi Padre, en que den mucho fruto, y así prueben que son Mis discípulos”. (Jn 15:8) Sería difícil encontrar una manera de dar más fruto que inspirando otras vocaciones sacerdotales y religiosas.
Piense en la persona que inspiró a la Madre Teresa. Piense en las oraciones por más vocaciones a las que Dios respondió al llamar a San Francisco. Todas las obras maravillosas de misericordia que esos santos realizaron en sus vidas sucedieron gracias a aquellos que los inspiraron, gracias a aquellos que oraron por ellos. En el cielo, agradeceremos no solo a la Madre Teresa y a San Francisco por sus vidas inspiradoras, pero también agradeceremos a aquellas almas que los ayudaron a escuchar y a responder al llamado.
Aspiremos a ser una de esas almas orando por las futuras vocaciones sacerdotales y religiosas. En nuestros esfuerzos de dar gloria a Dios y de probar que somos sus discípulos, la promoción de las vocaciones es un enfoque perenne y primario. Así como dedicamos este tema del Catholic Spirit al tema de las vocaciones, también dediquémonos a la mayor gloria de Dios promoviendo y orando por más trabajadores para su cosecha.
El Padre Greg Gerhart es el director de Vocaciones en la Diócesis de Austin. Puede ser contactado en vocations@austindiocese.org o llamando al (512) 949-2405.