| Por El Obispo José S. Vásquez

Continuemos previniendo el abuso y ofreciendo sanación

 

Editora: La Oficina de Ética e Integridad en el Ministerio ha estado ayudando a proteger a nuestros jóvenes por más de 20 años. Comencemos con una descripción general de cómo comenzó el programa.

Obispo Vásquez: El programa de Ética e Integridad en el Ministerio (o EIM como la mayoría de la gente lo conoce) es un ministerio crucial en nuestra diócesis y estoy agradecido por el trabajo que realiza este programa para proteger a nuestros niños y jóvenes. En 2002, mientras que numerosos acusaciones de abuso sexual por parte del clero salieron a la luz en nuestro país, los obispos de Estados Unidos se reunieron para establecer el Estatuto para la Protección de Niños y Jóvenes. El Estatuto, que establece lineamientos para la reconciliación, la sanación, la responsabilidad y la prevención de futuros actos de abuso ha sido revisado varias veces. 

El Estatuto ordena que cada diócesis establezca un programa de ambiente seguro para los niños y los jóvenes. Afortunadamente, la Diócesis de Austin, bajo el liderazgo del Obispo Gregory Aymond, había ya establecido tal programa antes de que el Estatuto fuera promulgado en 2002. La misión de nuestro programa de Ética e Integridad en el Ministerio es proteger a la gente de la Diócesis de Austin de abuso y comportamiento no ético a través de la educación, la acción y el reporte, y a escuchar y a aprender de aquellos que han experimentado el abuso para ofrecer sanación.

A través del programa de EIM, queremos asegurarnos de que la iglesia sea un lugar donde los niños y jóvenes estén a salvo y seguros. Los padres de familia deben sentirse confiados de que sus hijos estarán protegidos en nuestras parroquias y escuelas Católicas. Queremos que nuestro clero, miembros del personal, voluntarios, padres de familia e incluso nuestros niños conozcan y reconozcan las señales de abuso para que puedan detenerlo tan  pronto como sea posible. Así que ahora, más de 20 años después de que el Estatuto inicial fuera establecido, continuamos educando a los fieles, respondiendo rápidamente a cualquier acusación que surja y ayudamos a sanar la herida que ha sido causada por el abuso.

Editora: Es la responsabilidad de todos los adultos crear un ambiente seguro para nuestros jóvenes. ¿Cómo estamos enseñando a los adultos a asumir esta responsabilidad?

Obispo Vásquez: El programa de EIM requiere que todo el clero (diáconos y sacerdotes), hermanas y hermanos consagrados, seminaristas, empleados y voluntarios laicos adultos tomen un taller que eduque a adultos sobre cómo convertirse en mejores protectores de los niños. Este programa discute comportamientos no éticos, particularmente el abuso sexual de menores. El taller también revisa los procedimientos para reportar incidentes de abuso u otro comportamiento no ético y las señales de alarma del abuso. La iglesia espera un comportamiento ético de todos nosotros quienes servimos en el ministerio. Nuestra meta es asegurar que todos los niños estén a salvo. Como iglesia nos hacemos responsables unos de otros y honramos verdaderamente la dignidad de cada persona.

Para saber más sobre las Políticas de EIM y los requisitos para el cumplimiento: austindiocese.org/eim.

Editora: ¿Cómo empoderamos a nuestros niños para que intervengan por si mismos y hablen cuando estén experimentando abuso?

Obispo Vásquez: A través del programa Empowering God’s Children, que es parte del programa de EIM, nuestros niños están aprendiendo sobre límites y comportamientos adecuados. Queremos ayudar a nuestros niños a entender qué comportamiento es seguro y cuál es inseguro, impropio o cuestionable. Estas lecciones apropiadas para su edad proveen de conocimiento funcional y herramientas para entender límites y la violación de los mismos, y para ayudarlos a protegerse a si mismos si ocurre una violación de un límite. Queremos empoderar a nuestros jóvenes para que den un paso al frente y nos hablen si ven o experimentan algo que sea impropio.

Permítanme reiterar que es nuestra responsabilidad como adultos mantener a nuestros niños a salvo. Sin embargo, también podemos enseñar a nuestros niños sobre la seguridad y cómo defenderse a si mismos cuando un adulto seguro no esté presente. La iglesia debe ser un lugar en el que todos los niños sean atesorados, apreciados y protegidos.

Editora: Mucha gente ha pasado por nuestros talleres de EIM. ¿Cómo puede una persona entrenada tener un efecto en el conocimiento y la seguridad de otros?

Obispo Vásquez: El programa de EIM nos ha servido bien en nuestra diócesis. Hemos tenido miles de personas que han pasado por este programa cada año. Tener el conocimiento que estos talleres de EIM ofrecen es esencial para cada persona que trabaja en el ministerio. Mientras más gente esté entrenada para detectar y reportar comportamiento inapropiado y abuso, más segura será nuestra comunidad para nuestros niños y adultos vulnerables. A través del programa de EIM, nuestra diócesis continuará asegurándose de que cada ministro sea examinado con revisiones de antecedentes rutinarias y entrenado para reconocer y reportar abuso. Como el obispo, permanezco comprometido con este esfuerzo para proteger a los niños de Dios de todas las edades, y espero que todos quienes se unan a mí en ministerio para esta diócesis actúen de manera moral, ética y con integridad.

Cuando Cristo dice en el Evangelio de Lucas “Dejen que los niños se acerquen a mí y no se lo impidan; por que el reino de los Cielos es de quienes son como ellos,” está hablando sobre la disposición del corazón de alguien que confía completamente. Es nuestra responsabilidad como adultos el nunca traicionar la confianza de un niño y cuidar, proteger y nutrir a estos hermosos niños con los que Dios nos ha bendecido. 

Editora: ¿Cuál es su oración por aquellos que sirven en ministerio, particularmente con nuestra gente joven?

Obispo Vásquez: Oro por todas las víctimas que han sido abusadas en la iglesia, que encuentren paz y justicia. Oro por que como iglesia continuemos protegiendo y nutriendo a nuestros niños y jóvenes y continuemos creando ambientes seguros en los cuales toda la gente de Dios sea valorada. Que atesoremos el don que es cada niño, y que ayudemos a ofrecer sanación para cualquiera que haya sufrido las maldades del abuso sexual. Amén.


El Obispo José S. Vásquez es el quinto obispo de la Diócesis de Austin, que es el hogar de más de 700,000 Católicos.