Los diáconos están llamados a servir
En la Última Cena Jesús encarga a sus discípulos, “les doy un mandamiento nuevo: que se amen los unos a los otros; como yo los he amado.” (Jn 13:34). Este mandato tiene tres dimensiones: dar testimonio de Jesús (Jn 15:27, 17:20), ofrecer el Pan y la Copa (Mt 26:26-29), y servirse mutuamente como Jesús lo hizo al “lavarse los pies unos a los otros”. (Jn 13:15)
En la Última Cena Jesús encarga a sus discípulos, “les doy un mandamiento nuevo: que se amen los unos a los otros; como yo los he amado.” (Jn 13:34). Este mandato tiene tres dimensiones: dar testimonio de Jesús (Jn 15:27, 17:20), ofrecer el Pan y la Copa (Mt 26:26-29), y servirse mutuamente como Jesús lo hizo al “lavarse los pies unos a los otros”. (Jn 13:15)
El obispo como el sucesor de los apóstoles lleva a cabo estos tres ministerios de liturgia, palabra y servicio como el maestro principal, dispensador de los sacramentos, y siervo líder de su rebaño. Él comparte este ministerio en colaboración con otros.
Con sus sacerdotes, él santifica a los fieles en la Misa y los sacramentos, enseña a los fieles cuando predica la Palabra, y les sirve en el ministerio del gobierno y la administración, ordenando correctamente los dones de los fieles para la construcción de la iglesia entera.
Con sus diáconos, el obispo alcanza a todos los necesitados tanto dentro de la iglesia como en la comunidad. Jesús “no vino a ser servido, sino a servir” (Mt 20:28), y así la iglesia existe para “continuar la obra misma de Cristo” es sierva y raíz de la iglesia (Gaudium et Spes, 3)
El papel del diácono
San Juan Pablo II dijo, “el servicio del diácono es el servicio de la iglesia sacramentado,” y los diáconos son “signos vivientes de la servidumbre de su Iglesia”. (Discurso a los Diáconos, 19 de septiembre de 1987). Esto significa que, aunque los diáconos hagan muchas cosas, un diácono es un diácono primeramente por lo que es y no por lo que hace.
Los diáconos sirven más visiblemente en la Misa, haciendo una variedad de cosas que permiten que el sacerdote esté libre de actuar en persona Christi como el ícono de Cristo el sacerdote. Los diáconos también asisten con bautismos, bodas y funerales. Los diáconos enseñan y predican. Ellos aconsejan a parejas casadas. Visitan a los enfermos y a aquellos necesitados. Ellos llevan a Cristo visiblemente a aquellos en prisión y a aquellos sin hogar en la calle. Los diáconos encuentran necesidades y llevan los recursos de la iglesia en ellos. Los diáconos conducen a los laicos al ministerio y los sirven en ministerio en su llamado bautismal a la santidad.
Estas acciones visibles del diácono son manifestaciones de la gracia dada a la iglesia para continuar el mandato de Jesús de cubrir las necesidades de la gente sirviendo activamente, perseverando aun cuando se sea malentendido y rechazado.
Jesús dijo, “Donde yo estuviese, allí también estará mi servidor” (Jn 12:26) Ahí es donde se busca a los diáconos (la palabra viene del griego diakonos, que significa servidor.
Los hombres interesados en aprender más sobre convertirse en diáconos están invitados a asistir a una reunión del Project Stephen. Encuentre más información en www.austindiocese.org/project-stephen. Las aplicaciones para la próxima clase diaconal –la clase de 2031—serán aceptadas desde el 1 de diciembre. La formación comenzará en enero de 2026. Para mayor información llame a la Oficina Diaconal en el (512) 949-2459.
El Diácono Rob Embry fue ordenado al diaconado en 1987. Sirve en St. Louis Parish en Austin y como director asociado de la Formación Diaconal en la Diócesis de Austin.