| Por Dora Tobar | Columnista Invitada

Únanse a nosotros para dar testimonio multicultural de nuestra fe Católica y de la unidad

La Diócesis de Austin ofrecerá su 13ra. celebración en honor de Nuestra Señora de Guadalupe el 6 de diciembre. Católicos de todas las culturas están invitados a unirse en una demostración pública de fe, unidad y devoción. La celebración comenzará a las 8 a.m. en St. Mary Cathedral en Austin. La procesión se moverá a través de las calles de Austin, concluyendo a las 10 a.m. en San José Parish en Austin. Los participantes, que están invitados a vestirse en atuendos tradicionales, cantarán himnos, rezarán el rosario en múltiples lenguas, cargarán letreros, y bailarán danzas litúrgicas Aztecas. La Misa concluirá la celebración.

Nuestra Señora de Guadalupe es más que una figura amadísima para los mexicanos; también es la patrona del continente americano y de los no nacidos, títulos que le otorgó San Juan Pablo II. En el rostro mestizo de Nuestra Señora que lleva la vida de Jesús en su vientre, estamos llamados a reconocer la dignidad de cada niño concebido, como lo escribió San Juan Pablo II en su exhortación apostólica titulada La Iglesia en América.

La aparición de Nuestra Señora ocurrió en diciembre de 1531 en el Cerro del Tepeyac, cerca de donde se encuentra hoy la Ciudad de México. En ese tiempo, los esfuerzos de evangelización de la Iglesia fueron entorpecidos por tensiones entre los conquistadores españoles y la gente nativa. Las comunidades indígenas enfrentaban opresión, y el rechazo de su cultura. Muchos niños mestizos, frutos de ataques sexuales contra indígenas fueron marginados o asesinados. En este ambiente de dolor y división, María se apareció como una presencia unificadora, ofreciendo amor, protección y reconciliación.

Ella escogió a Juan Diego, un hombre indígena, como su mensajero, hablándole en su lenguaje nativo y llamándolo “mi pequeño hijo”. A través de la imagen milagrosa impresa en la tilma de Juan Diego, ella dejó un mensaje duradero de unidad y cuidado maternal. Su rostro mestizo nos dice que es la madre de todos, y que, en la iglesia, todos deben encontrar rostros familiares que permitan a las diversas etnicidades sentirse en casa. Su vestido refleja el estilo de mujeres indígenas embarazadas e incluye flores europeas, representando la mezcla de culturas, mientras que el Jesús no nacido se identifica a si mismo con los niños mestizos. Los rayos detrás de ella apuntan al dios sol Azteca, quien, como las semillas del Evangelio, preparan a la gente indígena a recibir la verdad que María carga en su seno.

Esta imagen, preservada por casi 500 años, continúa inspirando. Nos recuerda que la Iglesia en el Continente Americano es intercultural y que todos somos parte de la familia de Dios. La mirada maternal de Nuestra Señora de Guadalupe es para todos, especialmente los pobres, marginados y no nacidos.

La celebración diocesana es más que un evento cultural; es testimonio público de nuestra identidad Católica. Es una oportunidad para que todos nos reunamos y reflexionemos sobre el diverso y, sin embargo, unificado Cuerpo de Cristo. Todos están invitados a participar y dar feliz testimonio de nuestra fe compartida.


Para mayor información o para registrar a su movimiento apostólico para que sea parte de esta celebración, visite www.austindiocese.org/celebartion-guadalupe.


Dora Tobar es la directora del Ministerio Hispano de la Diócesis de Austin. Ella puede ser contactada en (512) 949-2426 o dtobar@austindiocese.org.

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