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 | Por el Padre Greg Gerhart | Columnista

Sin el sacerdote, no hay Eucaristía

Antes de ascender al Cielo, Jesús prometió a los apóstoles que se quedaría con nosotros siempre, hasta el final de los tiempos. (Mt 28:20) Dos mil años más tarde, la iglesia alrededor del mundo continúa valorando su presencia en la Eucaristía. Nutridos por su Cuerpo y Sangre, somos animados por su vida y transformados en el amor. Día a día, mientras crecemos en santidad, la Eucaristía nos hace incrementalmente capaces de decir con San Pablo, “y ahora no vivo yo, es Cristo quien vive en mí.” (Gal 2:20)

La misma noche en la que Nuestro Señor instituyó la Eucaristía, también instituyó el sacerdocio con las palabras “hagan esto en conmemoración mía,” Jesús habilitó y ordenó a los apóstoles que ofrecieran su Cuerpo y Sangre. Estos mismos apóstoles pasaron el don del sacerdocio a sus sucesores a través de la imposición de las manos, la cual ha continuado de generación en generación hasta los sacerdotes en nuestras parroquias hoy. A través de las manos de los sacerdotes, Jesús llena su promesa a cada uno de nosotros: “Yo estoy con ustedes todos los días”.

Reflexionando sobre el don de la Eucaristía y el sacerdocio en este momento del año es oportuno. Por primera vez en muchos años, no habrá una ordenación sacerdotal en la Diócesis de Austin en 2023. Jesús desea permanecer con nosotros a través de la Eucaristía, y sin el sacerdote, no hay Eucaristía. Su deseo de permanecer con nosotros es tan fuerte que causa dolor en su Sagrado Corazón: “Al contemplar aquel gran gentío, Jesús sintió compasión por que estaban decaídos y desanimados, como ovejas sin pastor. Y dijo a sus discípulos: ‘la cosecha es abundante, pero los trabajadores son pocos. Rueguen, pues, al dueño de la cosecha que envíe trabajadores a recoger su cosecha.’” (Mt 9:36-38)

Por que amamos al Sagrado Corazón de Nuestro Señor, su dolor se convierte en nuestro dolor. Nosotros también, ansiamos pastores, como su corazón, que sean capaces de ofrecer su Cuerpo y Sangre para nuestra salvación. Así que, en obediencia a su orden, y especialmente mientras que vemos el número de vocaciones sacerdotales disminuir, oramos. Oramos por más vocaciones al sacerdocio para que no tengamos un año sin una ordenación sacerdotal, para que no seamos ovejas sin pastor. 

Por supuesto, podemos orar solos, pero Jesús nos anima a hacer un esfuerzo coordinado: “Asimismo yo les digo: si en la tierra dos de ustedes se ponen de acuerdo para pedir alguna cosa, mi Padre Celestial se lo concederá.” (Mt 18:19)

Para coordinar nuestros esfuerzos, la Diócesis de Austin será anfitriona de Rhonda Gruenwald, fundadora de Vocations Ministry, que ofrecerá un taller sobre la promoción de las vocaciones en la parroquia. El taller se llevará a cabo el 12 de noviembre en St. William Parish en Round Rock. Ella será acompañada por Leticia Ramirez, hermana del Obispo Oscar Cantú de San José, California, y madre de dos sacerdotes, quien ofrecerá el taller en español.

Con su guía, juntos elevaremos una voz común en oración al Padre y cooperaremos con su gracias promoviendo, animando y apoyando vocaciones sacerdotales y religiosas en la diócesis. Sus talleres han dado el fruto de un incremento en vocaciones sacerdotales a lo largo del país, y le invitamos a usted a que sea parte del mismo esfuerzo fructífero aquí en el Centro de Texas. Que Dios sea glorificado y responda a nuestras oraciones y nos conceda muchos pastores según su propio corazón.


Padre Greg Gerhart, un sacerdote diocesano ordenado en 2016, sirve como el director de vocaciones para la Diócesis de Austin. Él puede ser contactado en el (512) 949-2405 o en fr.greg.gerhart@austindiocese.org. Visite austinvocations.com para mayor información sobre vocaciones en la Diócesis de Austin.